Categoría: Música

DESDE LA RETAGUARDIA

Acabo de pasar a mejor vida y, no, no es que me haya muerto, es que he tenido la suerte de pasar a la reserva, convirtiéndome en una carga para la sociedad, esa sociedad que mientras me explotaba, esclavizaba y me reprimía estaba contenta de utilizarme.

He llegado a la reserva en un mal momento. Ya no hay obras ni campo de petanca donde vivo, pero tengo un huerto, que no es poco, y me permite pensar, maldecir y seguir malviviendo, porque no solo de pan vive el hombre y mis ilusiones de juventud aun no se han cumplido, al menos todas.

 

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Podría decir que he hecho lo que se esperaba de mí: escribir un libro, tener un hijo o hija y plantar un árbol, pero no ha sido suficiente, porque otros han desacreditado la literatura, han matado los hijos de otros y han destruido millares de árboles, así que mi paso ha sido testimonial.

A pesar de todo no me rindo y si es cierto que no puedo luchar en el frente, porque eso toca a otra generación, no es menos cierto que desde el confort, relativo, que dona la retaguardia se puede ayudar  a ganar pequeñas batallas que, aun siendo diminutas, son fundamentales para ganar la batalla final.

Me apena ver gentes, nuevas y viejas generaciones, gritando en plazas por sandeces como salvar al soldado  Ryan, pero en realidad no era el soldado Ryan, simplemente otro sopla gaitas, le guste o no, que a mi me sudan los cataplines, al servicio del poder y lo mas triste es que no se si sabiéndolo o no, de ambos modos denigrante, porque estas cosas aborregan y atontan. Y mientras esto sucede el mundo se derrumba a nuestros pies y permanecemos callados ante la injusticia.

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Hay gentes que critican lo que digo, pero bienvenida sea la crítica, porque dicen que eso es viejo, es historia y está pasado de moda, cuando en realidad las cosas que valen la pena jamás pasarán de moda, porque son parte del ser humano, de nuestra esencia.

Cada día me doy cuenta que el tiempo ha pasado sin que me percatara de ello, sin haber hecho lo posible y lo imposible por cambiar mi entorno, este mundo que dejamos a las generaciones futuras sin esperanza, sin perspectivas, porque creímos que ya habíamos cumplido con la historia cuando en realidad ha sido la historia la que nos ha aparcado en el desguace, en el silencio.

Los nuevos políticos, investidos de títulos, de master, de un egocentrismo que no tiene límites, porque son jóvenes y guapos, como jóvenes, guapos y con ilusiones fuimos nosotros, creen que nada tienen que aprender del pasado y tiene en sus manos la piedra filosofal, pero en realidad, al igual que títeres, hacen los mismos movimientos del pasado, sin haber aprendido nada de nuestros errores, errores que no les interesan, porque nosotros somos el pasado, los cimientos del presente, sin entender que no somos los artífices de este presente ni los cimientos de un futuro que no es el nuestro, pero que tampoco diseñamos.

Nos movemos entre la socialdemocracia investida de la verdad absoluta y con la convicción que son la izquierda real, sin darse cuenta que sin abolir el actual sistema capitalista, explotador y opresor del ser humano, jamás podremos plantar la bandera de la hermandad, la igualdad y la solidaridad, sino simplemente maquillar de humano el vivir diario de miles de personas que padecen sin ninguna necesidad la necedad de sus dirigentes y la prepotencia de las nuevas generaciones de dirigentes sin corazón, sin convicciones.

Hemos dado una importancia capital a los títulos, a la formación, dando una importancia mayor que la tiene el título en la pared y entiéndase esto en su correcto contexto, porque no quiero una sociedad inculta, analfabeta y sin formación, pero tampoco quiero una sociedad de diferentes tipos de estirpes, siendo la universitaria una de ellas.

Cuanto me gustaría ver en las nuevas formaciones a sindicalistas, parados, obreros, amas de casa, parados y jubilados que saben lo que es el vivir día a día, lo que es padecer y las soluciones, sencillas, muy sencillas, que pueden aportar para hacer de este mundo algo mejor, más justo, más humano, sin protagonismo, sin egos, sin verdades absolutas, sino sencillas formas de relacionarnos los unos con los otros, con afecto, defendiendo nuestra raza: LA HUMANA, así de simple.

Se que me achacarás de grosero, pero me sudan los cojones de los salvapatrias, sean del signo que sean, porque yo no quiero salvar ninguna patria, ya que mi patria es el mundo y mis compatriotas la raza humana.

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Poned las vanguardias a proteger a los más desamparados, a los que están al borde del abismo y no obliguéis a los que fuimos lobos alfa y ahora solo somos tristes y viejos miembros de la manada a luchar con los jóvenes lobos alfa para defender la manada, porque solo con enseñar los dientes no se gana el alimento, hay que estar dispuesto a más a mucho más, porque lo importante no es el líder, lo importante es la manada.